Entre el cine y el teatro
Matrimonio de tres, película del director francés Jacques Doillon, es una apología a las relaciones de pareja disfuncionales, cuenta la historia de Auguste (Pascal Gregory) escritor de obras contemporáneas de teatro, que ha sido abandonado por su novia Harriet (Julie Depardieu) para quien estaba escribiendo un papel como protagonista en su última obra; ella ha iniciado una relación con Theo (Louis Garrel), un joven actor que pretende ser el compañero de Harriet en el papel principal; en este trío “amoroso” entra Francy (Agathe Bonitzer) una joven que trabaja como asistente de Auguste y quien repentinamente pasará a ser la protagonista de la obra.
Desde el inicio se puede observar el tinte de teatralidad que se le da al film, todo por los diálogos que no hacen parte de un discurso oral espontaneo, sino que más bien se muestran planeados y muy bien elaborados, además de la locación (que es sólo una, una casa de campo donde vive Auguste, como si fuera un escenario), los personajes que son sólo cinco (no se observa un ser humano más en los 100 minutos que dura la película), y el tiempo que es real, pues no pasa más de lo que se muestra, hace que parezca más una obra de teatro, que una cinta cinematográfica.
Los personajes son un conjunto de seres excéntricos, sobre los cuales se empiezan a tejer unas redes de relaciones poco comunes y disfuncionales, todo porque Harriet quiere estar con Auguste pero a la vez con Theo; Auguste no soporta a Theo pero quiere estar con Harriet, sólo que al final se fija en su Joven asistente Francy, quien a su vez no desea una relación con ninguno, pero que luego decide estar con Auguste (un poco enredada nada más).
La fuerza de la película radica en la forma de contarla, pues es una historia redonda que no tiene grandes pretensiones, inicia con la llegada de Harriet, Theo y el representante de los dos (este último, poco relevante en la historia), a la casa de Auguste con quien tendrán una cena de trabajo, luego de todos los acontecimientos, entre tristes, sensuales, cómicos y extraños, los mismos tres personajes salen de la casa de la misma forma que entraron, pero todos ellos transformados.
No es una película que se desborda en recursos técnicos, es más bien simple, trabaja con planos muy largos, la musicalización es poca (violines y música clásica), la fotografía no es espectacular, pero gracias al mundo que se crea al interior y exterior de la casa, gracias al enredo de las relaciones de los personajes y a las alusiones constantes al sexo que no se muestra, la película es fácil de recordar porque desde el absurdo divierte de una forma acertada.
1 comentario:
La vi en un festival este verano. Me encantó. Es simple como bien decís y, si bien no es difícil de entender, marea un poco tratar de entender quienes son "los tres" protagonistas del matrimonio. Hay triángulos superpuestos.
Publicar un comentario